Saber cómo reaccionar o actuar ante situaciones de violencia y riesgo, es un aspecto que puede salvar vidas. Conoce estos tips y aplícalos en tu vida diaria.
Los expertos señalan que, al vernos frente a un evento delictivo o de violencia, nuestra seguridad radica en un 90% en la prevención, un 5% en nuestra reacción y el 5% restante es cuestión de serendipia.La prevención que en mayor medida garantizará nuestra seguridad, se basa en la educación y en el desarrollo de la cultura y hábitos de autoprotección que logremos en nosotros mismos y en las personas a nuestro alrededor. Para ello, es preciso informarnos y mantenernos actualizados, respecto de los modus operandi de los delincuentes, y ocuparnos de conocer los consejos de los expertos en seguridad, difundidos en conferencias, talleres y programas, así como en libros especializados y manuales de seguridad ciudadana.
Quienes piensen que el 5% atribuido al factor suerte o coincidencia (serendipia) no es real, valdría la pena que reflexionen sobre los desafortunados eventos en los que diversas personas han perdido la vida, simplemente por estar en el lugar y momento menos indicado, tal como un tiroteo callejero o atentados terroristas donde algún artefacto es detonado entre una multitud.
La reacción, por su parte, constituye una pieza que si bien conforma únicamente el otro 5% de nuestra seguridad, el momento en el que se suscita es tan crítico que tener una buena o mala reacción determina la sobrevivencia o muerte de las personas.
Resulta fundamental prepararse psicológicamente y aprender a reaccionar ante un hecho delictivo o de violencia e, igualmente importante, aleccionar a las personas a nuestro alrededor, ya que quienes tengan una reacción errática o imprudente, pueden desencadenar situaciones que comprometan la vida de los demás.
¿Qué hacer ante un acto delictivo callejero?
Aquí las 5 recomendaciones básicas:
Ante todo, mantener la calma y no gritar. Sería en otro contexto la misma recomendación ante la presencia de un animal salvaje a nuestro acecho, con la ventaja de que un delincuente, a menos de toparnos con uno de costumbres canibalescas, por lo general únicamente busca despojarnos de nuestras pertenencias materiales y, si cooperamos y nos convertimos en "buenas víctimas" saldremos, aunque despojados, vivos de la situación.
Es preciso escuchar con atención lo que demanda el delincuente. Durante el asalto acate órdenes, guarde silencio, escuche al ladrón y no lo mire a los ojos. En muchos casos únicamente piden que se les entregue el reloj, la cartera y el teléfono celular y algunas víctimas sufren colapsos nerviosos con complicaciones cardiacas por acariciar en su mente situaciones de escenarios de sangre y muerte que, en realidad, nunca estuvieron dentro de los planes del criminal.
No discutir ni pelear con el delincuente. El delincuente se encuentra tan o más nervioso que sus víctimas, incluso existe una gran posibilidad de que se encuentre bajo los efectos de alguna droga, lo cual implica que nuestra reacción, aunque no agresiva, pueda ser interpretada como tal y decida causarnos daño. Quien nos asalta, por lo general, nos amedrenta con un arma de fuego ante la cual no existe fuerza física que se imponga. Suelen "trabajar en equipo", por lo que debe considerarse que, por cada asaltante que usted observa, existe al menos uno más que sirve como "muro" para ofrecer protección y facilitar el escape.
Entregue sus pertenencias. Muestre sus manos en todo momento, coopere con el delincuente y tranquilícelo. "Te voy a entregar todo, ningún problema, vamos a acabar rápido con esto, no me hagas daño". Prevéngalo de manera precisa de cada uno de sus movimientos: "voy a sacar mi cartera que está en el bolsillo de mi saco, me voy a quitar el reloj", etc. Hágalo despacio, evite hacer aspavientos o movimientos bruscos que lo puedan hacer pensar que usted intenta sacar un arma o piensa agredirlo. Si el asalto sucede a bordo de su vehículo y el delincuente le solicita descender de éste, no oponga resistencia y antes de quitarse el cinturón de seguridad, avise al delincuente que lo hará, pues la maniobra puede aparentar que intenta sacar un arma. Si la situación, por alguna razón, se torna complicada, violenta o adquiere tintes de un secuestro, considere fingir un desmayo, un ataque cardiaco o epiléptico, lo cual le permitirá que el delincuente ante una acción no agresiva hacia él, pero si comprometedora, decida huir de la escena.
Denuncie. Durante el asalto, de manera discreta, fíjese muy bien en los delincuentes, para que al acudir a denunciar aporte información valiosa para su captura. Aspectos tales como lunares, cicatrices y tatuajes, así como hebillas, zapatos, aretes o bien los motes o apodos con los que se comuniquen entre ellos, constituyen piezas clave para la policía. Asimismo, si para huir utilizan algún vehículo, memorice y tome nota de sus características y placa de circulación. Acuda a denunciar, recuerde que, pese a todo, sin denuncia no hay delito que perseguir. Evite ser de las personas pasivas que optan por resignarse a dejar los delitos cometidos en su contra, dentro de aquéllos considerados en la cifra negra. En la medida que lleguen más y más denuncias a las autoridades la presión para ejercer acción penal en contra de los delincuentes será mayor.
¿Qué hacer ante un acto de violencia?
A raíz de los actos de violencia suscitados en las calles, derivados de las disputas por los territorios entre los integrantes del crimen organizado y que han ocasionado la muerte a personas inocentes, las recomendaciones para reaccionar ante un evento de esta naturaleza pueden ser muchas y muy variadas. Algunas de las más importantes son las siguientes:
Si usted se encuentra en una situación en la que súbitamente comienzan a escucharse disparos de arma de fuego, por imposible que parezca, conserve la calma, no grite y agáchese en primera instancia. Si el tiroteo se encuentra a menos de diez metros de usted, tírese al piso boca abajo cubriendo sus órganos vitales tratando, en lo posible, de resguardarse detrás de un árbol, una pared, un vehículo o algún elemento sólido. Evite correr pues puede ser confundido con algún miembro de cualquiera de las bandas en disputa y ser abatido. Incluso si quedó atrapado entre los dos fuegos y decidió tirarse al piso, permanezca sin moverse, pudiendo incluso aparentar que está muerto.
Si el incidente se suscita a más de diez metros de usted, considere escapar de la escena, corriendo agachado y con movimientos impredecibles, o en zigzag, hacia un lugar seguro en el que pueda guarecerse hasta que el momento de peligro haya cesado y la policía tome control de la situación. Si resultó herido, permanezca acostado, solicite ayuda y atienda las recomendaciones de los cuerpos de emergencia que acudan a asistirle.
Obedezca las órdenes de la policía y evite permanecer curioseando o hacer declaraciones en el lugar de los hechos. Considere que los delincuentes pueden enviar a alguno de sus integrantes al lugar, con el fin de identificar personas que hayan sido testigos de los hechos y que los puedan incriminar de manera directa, identificándolos. Evite dar entrevistas a los medios de comunicación, en primera instancia, pues estará poniendo en riesgo su integridad. Si puede aportar información relevante a la policía para el caso, comuníquese con las autoridades al más alto nivel, vía telefónica, y espere instrucciones precisas.
Si el evento y las circunstancias fueron de alto impacto, busque asistencia profesional para superar la experiencia vivida. Las autoridades cuentan con programas de atención y ayuda psicológica gratuita para las víctimas de este tipo de situaciones que generan estrés postraumático y trastornos psicológicos. Consulte este tipo de programas en los sitios de internet de las autoridades gubernamentales de su localidad o de manera telefónica en los centros de atención ciudadana correspondiente.
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