Seguridad: formalidad y horas de vuelo

El surgimiento de empresas de seguridad sin el registro necesario y sin la experiencia y conocimientos suficientes, es un problema cuando debemos contratar un servicio. Conoce al respecto.

Si en algún sector se han incorporado, en los últimos años, diversos actores en la búsqueda de nuevas y mejores oportunidades de desarrollo y negocio, ha sido en el sector de la seguridad; un medio donde, hoy por hoy, se pueden encontrar en el país a los mejores exponentes del ramo, sin embargo, de igual manera a los peores.

Ante la enorme demanda de productos y servicios de seguridad provocada por los altos índices de violencia e inseguridad, infinidad de personas incursionan diariamente para participar en un sector que, a pesar de la oportunidad de profesionalización y especialización, predomina, lamentable en muchos, la informalidad y la improvisación.

Lo anterior ha desatado el surgimiento de personas que, sin experticia pero motivadas por su codicia, que poco o nada contribuyen a la seguridad de la sociedad y sus bienes, han generado una competencia desleal que prostituye y destruye el esfuerzo de los especialistas y empresarios formales.

En México, se estima que existen alrededor de 8 mil empresas de seguridad privada que dan empleo a más de 600 mil trabajadores. El 40% de ellas son informales, es decir, 4 de cada 10 operan a la sombra y lejos de las regulaciones de ley. Esta situación se presenta, en mayor o menor medida, en el grueso de los países de América Latina.

Si bien el proceso de profesionalización ha avanzado gracias a la determinación de los empresarios formales del gremio al impulsar estándares de competencia laboral, reglamentos y leyes, es urgente su consolidación a fin de operar con un marco regulatorio adecuado y coadyuvar para enfrentar los desafíos del país en materia de seguridad.

En ese sentido, diversas asociaciones de empresas de seguridad privada conformaron la organización Agrupaciones de Seguridad Unidas por un México Estable (ASUME), a fin de modernizar y regular un sector que aporta casi el 2% al PIB nacional, con el objetivo, entre otros, de crear una cámara nacional de la industria de la seguridad y proporcionar certidumbre al sector.

Por tal motivo, y en tanto prevalezca esta situación en el país, es preciso tener mucho cuidado al momento de adquirir productos o contratar servicios de seguridad, no sólo por el hecho de realizar un uso racional de los recursos a invertir, sino para evitar caer en manos de gente informal que pueda comprometer, de alguna manera, nuestra seguridad.

No podemos, por tanto, guiarnos simplemente por anuncios publicitarios en los distintos medios de comunicación, especialmente en redes sociales o de vendedores con atractivos catálogos y páginas en internet, sino que debemos ocuparnos de indagar y verificar la legitimidad y calidad de nuestros proveedores, así como su reputación y referencias.

En el caso de consultores especializados, amén de las cartas credenciales y certificaciones que puedan ostentar, es importante considerar su trayectoria, pues no debemos perder de vista que, especialmente en temas de seguridad, la experiencia hace la diferencia.

Piensa en tu seguridad, la de los tuyos o la de tu organización, como si fuera tu avión particular. Si necesitas uno o varios pilotos para los tramos que es preciso recorrer, debes partir de una premisa fundamental: “No le debes soltar tu avión a un piloto sin licencia y, aún con ella, es preciso que te demuestre sus horas de vuelo”.

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