Percepción de inseguridad y redes sociales


 
Debemos evitar difundir información no confirmada. Es más provechoso compartir información enfocada a la prevención del hecho en cuestión.

Es un hecho que las redes sociales por internet, han roto los paradigmas de información y comunicación. Ante la inseguridad y la falta de información oficial respecto de sucesos derivados de hechos delictivos, los ciudadanos han recurrido como nunca antes a dichas redes, sin embargo, en muchos de los casos, ello ha provocado un fenómeno de desinformación y confusión generando mayores niveles de percepción.

La serie de acontecimientos delictivos, han provocado una sobrecarga de información en las redes sociales, que muestran versiones encontradas ante hechos no verídicos y verídicos, captados por ciudadanos mediante las cámaras de sus teléfonos inteligentes y difundidos en las redes o en conversaciones sociales.

En situaciones de crisis, las personas tienden a buscar líderes de opinión y sus necesidades específicas, determinarán quién o quiénes fungirán como tales. Cuando las necesidades de información no son satisfechas por las fuentes formales, las informales, logran un peso importante en la retransmisión de información.

Cuando existe un precedente como noción previa de información de un acontecimiento, en este caso delictivo, la gente busca en redes sociales , la información que se relacione con los hechos más cercanos a la realidad que se suscita en esos momentos, no obstante, dicha información, puede no corresponder a la realidad, al haber sido desvirtuada, falseada o exacerbada.

Lo anterior genera un círculo vicioso de comunicación, provocando que las instituciones de seguridad sean apreciadas como inconsistentes, lo que trae como consecuencia, además de una elevación en el nivel de percepción de la inseguridad, la desconfianza en las autoridades y, por ende, su deslegitimización.

Este fenómeno de viralización de la información a través de las redes, provoca la formación de una opinión pública, que no obstante de sustentarse en información informal, termina conformada como una creencia, que se traduce en percepción y así en la realidad de las personas.

Ante ello, es preciso ser objetivos, reflexionar y reconocer que, si bien las redes sociales se han convertido en importantes fuentes de información, que ofrecen una alta cantidad de testimonios, se pueden convertir en fuentes de desinformación, a menos de que existan evidencias irrefutables, tales como videos o testigos fidedignos de los hechos.

Resulta irresponsable el que como usuarios de las redes sociales, retransmitamos información no corroborada, impactando con ella la percepción y actitudes de las personas, generándoles desorientación, conflictos y miedos.

Valdría mucho la pena que, en lugar de difundir información que provoque una mayor percepción, nos propusiéramos difundir información orientada a la prevención.

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