Prevenir la violencia y la delincuencia, en nuestros barrios o colonias, requiere evaluar 4 de sus vulnerabilidades para reforzarlas y evitar se presenten.
La violencia en Latinoamérica, estudiada en el siglo pasado con un enfoque individualista, criminológico y patológico, dentro del contexto de las fuertes migraciones de personas del campo a las ciudades y de la marginalidad de sus nuevos habitantes, hoy, en el nuevo siglo, se expresa de distintas formas: en la relación entre las personas, en la esfera íntima del hogar, en el espacio público y en las colonias o barrios, particularmente en los pobres.
Sus causas son multidimensionales y están ligadas a la desigualdad, exclusión, problemas étnicos y raciales, tráfico de drogas, ilícitos en general, falta de acceso al sistema educativo y servicios urbanos, así como las fallas y carencias de una correcta comunicación y socialización en la familia, la escuela y el barrio.
Las manifestaciones de la violencia son diversas, desde el abuso físico y psicológico, abusos de autoridad, conflictos entre grupos, trata de personas, asaltos callejeros, robos, tráfico de armas, hasta secuestros, tortura, asesinatos y linchamientos.
El barrio, en las ciudades modernas, ha perdido importancia como unidad social. Este declive ha generado una disminución del vínculo entre vecinos y una reducción del control social informal dentro del mismo.
Para disminuir la violencia e inseguridad, debemos recuperar el control de nuestras colonias y barrios. No se trata de generar grupos de autodefensa, sino de generar los lazos en la comunidad, que permitan una relación correcta y adecuada, donde nos sintamos parte de un grupo social que enfrenta y resuelve problemas, y no como un ente individual, que los padece inexorablemente.
En ese sentido, debemos trabajar orientados a disminuir la vulnerabilidad de nuestro barrio en términos de:
- Vulnerabilidad físico espacial.
Recuperando espacios y ocupándolos en actividades que contribuyan a la educación y desarrollo social. - Vulnerabilidad económica.
Encontrando programas que desarrollen oportunidades y empleo a la comunidad. - Vulnerabilidad social.
Desarrollando redes sociales que generen confianza y promuevan normas y conductas cívicas. - Vulnerabilidad cultural.
Promoviendo actividades que inculquen principios y valores a las personas.
Para construir un ambiente de paz y tranquilidad, es preciso reconstruir nuestra colonia en muchos sentidos, trabajando junto con nuestras familias, en alianza con los vecinos y la comunidad en general, incluyendo activamente a las autoridades, quienes lejos de fungir como quienes llegan a establecer el orden, como quienes llegan a ser partícipes como monitores del mismo.
No demores más en iniciar este tipo de acciones en tu comunidad. Para ello, ponemos a tu disposición la
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