Una nueva perspectiva de prevención

Aprovechar las experiencias, en materia de prevención, de otras regiones, permite evaluar e implementar programas ya probados. Conoce algunos de ellos.

El fenómeno de la inseguridad, que se ha agudizado en la última década en muchos de los países de América Latina, con graves afectaciones económicas y sociales, ha comprometido, como nunca antes, la gobernabilidad democrática y la legitimidad del Estado, afectando la confianza de la ciudadanía en las autoridades y entre los personas mismas.

La comisión de delitos por parte de un individuo, debe contemplarse más allá del contexto situacional en el que se encuentre en el momento mismo de delinquir, desde la perspectiva de lo que ha sido su vida en familia, su educación, trabajo y experiencias, así como del entorno físico y social que lo envuelve y la credibilidad y eficiencia del sistema de justicia que lo rija.

Dentro de ese marco, el diseño de políticas públicas exige el contar con la información confiable y precisa para analizar su viabilidad y evaluar su desarrollo, considerando las acciones implementadas para combatir el crimen.

No obstante, las distintas dimensiones que involucra: la familia, la escuela, el barrio, la comunidad, la infraestructura urbana, las regulaciones, la policía, la justicia y las cárceles, requieren distintas estrategias de intervención que se deben perfectamente conocer para reconocer la mejor forma de realizarlas.

Dichas intervenciones no solo dependen del Estado, sino que deben ser realizadas en conjunto con la ciudadanía, la cual debe jugar, hoy en día, un papel protagónico toda vez que los gobiernos han invertido mayormente en represión que en prevención y, para alcanzar el éxito de ésta última, es indispensable que las personas, a nivel comunitario, colaboren.

De aquí que, para lograr una sociedad formada en materia de prevención, es preciso el contar con una ciudadanía bien informada y con personas que, a través de las organizaciones de la sociedad civil, decidan ser parte de los esfuerzos encaminados a coproducir eso por lo que hoy clamamos todos: seguridad.

En ese sentido, el observar el contexto de América Latina nos ofrece una visión integral, permitiéndonos conocer la problemática de forma regional y, a partir de ahí, considerar acciones locales para nuestros respectivo países.


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