Ser ostentosos, más que un reconocimiento, es una forma en que podemos ser víctimas de un delito. Estos tips invitan a reflexionar al respecto.
Con el ánimo de situarse en una posición más elevada dentro de la escala social y mostrar a los demás que se posee un estilo de vida, valores culturales o puntos de vista sofisticados, infinidad de personas adquieren, lejos de los conocimientos o habilidades, artículos que “denotan” su estatus en términos de clase.
Si bien resulta cierto que este tipo de símbolos logran, para quienes comparten esas mismas creencias, el impacto deseado, resulta cierto también que, para los delincuentes, estos símbolos constituyen la forma de identificar a sus mejores "clientes".
Este tema “aspiracional” ha desatado, a nivel mundial, además del surgimiento de diversas marcas de prestigio cuyos artículos alcanzan precios inimaginables, el desarrollo de un mercado ilícito de productos falsificados con ganancias incalculables.
De esa forma, lejos de los rangos obtenidos como producto del estudio y la preparación, o de los méritos como reconocimiento al desempeño, los símbolos de estatus, apelando únicamente a aspectos de comunicación, son fácilmente adquiridos y empleados, de manera fraudulenta, en términos de forma y de fondo.
Es preciso reflexionar seriamente al respecto pues, además del riesgo que representa el ostentar hoy en día este tipo de símbolos en términos de seguridad, implica el pretender tener una supuesta superioridad dentro de un ambiente social plagado de desigualdad.
Resulta absurdo que, ante la abundancia de la pobreza, haya personas que insistan en mostrar la pobreza de la abundancia.
Obsérvate al espejo. Reconoce si ves a una persona que transmite empatía y solidaridad o antipatía y egoísmo. No pierdas de vista que la felicidad lejos de las cosas está en las experiencias y, para ellas, hace falta la convivencia con todos.
Evita ser parte del juego. No se trata de no adquirir productos de calidad o de prestigio, sino de no hacer una ostentación excesiva de forma tal que, a través de “cosas”, consideres influir en la opinión de los demás respecto de tu persona. Busca mostrar tu cultura y tus conocimientos por encima de tus pertenencias.
Acércate, no te alejes. Considera que en la medida en la que buscas diferenciarte, intentando ser parte de una minoría, te alejas de la mayoría de las personas y que, en un contexto de desigualdad, generas animadversión y envidia. Fomenta la igualdad y el balance en tus grupos sociales.
Conoce y reconoce. Valora a los demás no por lo que poseen en términos materiales o económicos, sino por el tipo de personas que son y por los principios y valores que los rigen, así como el trato que dispensan a los demás, sobre todo a las personas humildes.
Educa y predica con el ejemplo. No fomentes en los tuyos el apego a las cosas materiales; infunde en ellos el buscar y encontrar satisfacción mediante aspectos intelectuales. Desarrolla su talento y conocimiento. No te muestres como una persona materialista, demuestra tu sentido humanista.
Amén de ello, recuerda que la primera y principal recomendación de seguridad al salir a la calle es la de mantener un perfil bajo. Deja esos símbolos de estatus a un lado para disfrutar la vida de una manera mejor y más segura.
Para complementar estas recomendaciones, te sugerimos la lectura de nuestros artículos Los orígenes de la violencia y Prevención social del delito
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