Capital social contra la inseguridad

Más allá de instituciones que procuren la seguridad, la ciudadanía debe generar capital social positivo. Conoce qué es y cómo influye contra inseguridad.

La variable que mide la colaboración social entre los diferentes integrantes de un colectivo humano, y el uso individual de las oportunidades surgidas a partir de ello mediante el afecto, la confianza mutua, las normas efectivas y las redes sociales se denomina, dentro del campo de sociología, como Capital Social.

El capital social, en esencia, es la capacidad para realizar un trabajo conjunto, colaborar y llevar a cabo una acción colectiva, algo que un individuo aislado no posee y que le resultaría muy complicado, sino que imposible, de hacer.

A diferencia de todo lo que se puede construir con un capital social positivo, es decir, con personas colaborando activa y eficazmente, la apatía, indiferencia, indolencia y la falta de confianza y credibilidad, conforman un capital social negativo que destruye cualquier intento de generar un beneficio común.

Si bien existen infinidad de ejemplos donde hemos colaborado exitosamente frente a diversas situaciones y problemas, ante el fenómeno de la inseguridad, resulta evidente que no hemos logrado hacer un trabajo digno y el capital negativo que hemos generado ha beneficiado a los delincuentes, pues con éste se promueve la violencia, el rechazo al Estado de Derecho y a las instituciones.

La estructura básica del capital social positivo, conlleva 3 factores fundamentales:

"Bonding" ó Vínculo personal directo.

Referido al grado de confianza y sentido de comunidad que un individuo posee.

"Bridging" ó Colaboración social.

Descrita como la probabilidad de una persona de organizarse con sus vecinos ante problemas de educación, salud y violencia.

"Bricking" ó Institucionalización del vínculo.

Referida a la confianza en las instituciones y participación ciudadana.

Considerando los datos de un estudio realizado en 10 municipios de México, mediante la aplicación de 6,000 encuestas y entrevistas a profundidad realizadas a autoridades, organizaciones no gubernamentales, líderes religiosos, académicos, policías y ex policías, los hallazgos muestran que, lejos del ideal de las personas democráticas que deberíamos ser, con un capital social positivo, estamos siendo personas perniciosas, conformando un capital social negativo que es preciso revertir.

Estos hallazgos constituyen una llamada de atencíón no solo para el Estado, sino además para los ciudadanos, ya que si verdaderamente deseamos salir avantes y, en el corto plazo, disminuir el impacto del problema de la inseguridad, es preciso sumar esfuerzos para consolidar el capital social positivo suficiente y necesario a la brevedad.


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