Acciones delictivas como fraude, abuso de confianza, robo de información, extorsión, o riesgos como incendio, inundación, terremoto o huracán, son consideradas en la prevención de pérdidas.
Cuando escuchamos este término, muchos de nosotros pensamos inmediatamente en el robo de artículos, sin embargo, la prevención de pérdidas constituye, en nuestros días, un concepto mucho más amplio que contempla de forma integral la protección no sólo de objetos, sino además de personas, empresas y su entorno organizacional.
En ese sentido, una correcta prevención involucra una serie de análisis, evaluaciones, toma de decisiones y equipamiento, que deben ser llevadas a cabo a nivel interno con una correcta asesoría, a fin de ejecutar e implementar los planes y programas de seguridad necesarios en toda organización.
El análisis de riesgos necesario debe tener una visión holística, es decir, que integralmente permita identificar todas las amenazas presentes dentro de una organización y su entorno, con el fin de tomar cartas en el asunto y emprender acciones para minimizar dichos riesgos y elevar, así, los niveles de seguridad en la empresa.
En primera instancia puede parecer cosa fácil, pero el lograr un análisis general de las cosas involucra el conocer perfectamente los riesgos que se enfrentan y reconocer, asimismo, las vulnerabilidades que se tienen.
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